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RESPETA A TUS FREAKS LOCALES




(Foto del IG oficial @chilipeppers) 

Pasaron 21 años desde la primera vez que vi un show internacional: Red Hot Chili Peppers en la cancha de River. Terminaba el 2019 y @chilipepers anunció con mucha emoción en el corazón el reingreso de John Frusciante a la banda.

Lamentablemente la pandemia estiró el deseo de escucharlos nuevamente juntos. En 2022, largaron el single Black Summer para difundir el nuevo disco Unlimited Love.

¿Qué se puede decir de un show que fue televisado, tuiteado e instagrameado en vivo?

Para ver y escuchar qué pasó, el show está disponible en YouTube.

Escribí una experiencia sobre escuchar música en vivo y la excusa de ver el regreso de uno de mis héroes -de la guitara.


Frusciante frente a una pared de Marshalls (Foto: Valentina Marozzi)



“Raro honor el de ustedes: ser el único show internacional en estadios que aquel país quebrado verá en bastante tiempo…” le decía Gloria Guerrero a Anthony Kiedis durante una entrevista en Los Ángeles. La periodista estaba en Estados Unidos realizando la nota de tapa de la Rolling Stone. Habló con ellos para difundir el concierto que darían Red Hot Chili Peppers en octubre de 2002 en Argentina.

El cantante respondió: “Sudamérica siempre fue muy importante para nosotros; la gente es muy apasionada, es un lugar hermoso, es una alegría tocar allí…Cuando nuestro manager nos mostró la lista de fechas programadas para Sudamérica, leí: “Okey: Venezuela…Brasil-Brasil-Brasil…Chile…Pero ¿dónde está Argentina?”. Me contestó: “Bueno, la Argentina está pasando por un mal momento económico, no pueden pagar el show”. Y le dije: “No me importa, nosotros estuvimos ahí desde el principio, no vamos a dejar de ir ahora sólo porque no tengan dinero: hagamos un show gratis. No vamos a ganar, pero tampoco vamos a perder los gastos de montaje, y me puso feliz que me dijeran que sí, porque los managers y las compañías de discos generalmente por lo único que hacen cosas es por plata, siquiera les entra en la cabeza otra cosa, y yo le dije: “Si hubieras visto la última que tocamos ahí, entenderías por qué quiero hacer esto…” La idea de no ir a la Argentina no era una opción para mí”.

“Gracias, Antonio. Eso es tener buen corazón”, cerró Gloria la nota.

Es octubre y cierro esa revista en el departamento de mi tía en La Plata. Aquí llegué colado, colgado, de mi hermano Nicolás. Tras un rotundo no a su pedido de verlos en Vélez en febrero de 2001, él les propuso a mis viejos venir a este recital. Lo pidió como su viaje de fin de curso.  Ellos aceptaron y compraron las entradas. Las condiciones fueron que vaya con un mayor responsable (el marido de nuestra tía) e incluirme en el paquete. La letra chica de la segunda negociación sigue siendo un secreto. Así que gracias a los cinco. Eso es tener buen corazón.

Recuerdo a dos adolescentes alejándose de la costa este bonaerense para ver a los monjes del funk de la costa oeste Californiana. La entrada costaba 25 pesos o algunos patacones más. (Chequéalo no venía ni Arjona).

 
                                           


Recuerdo que eran los estertores de la era MTV, en el auto, en el minicomponente y en el walkman gastaba la cinta de un casete de Californication grabado por Nico. El éxito del disco editado en 1999, se debía, entre otras causas, a la vuelta del guitarrista John Frusciante.

Los mismos amigos raros que tocaban en clubes y antros de California, llegaron a un pico de popularidad con Under The Bridge y Give It Away; temas incluidos en Blood Sugar Sex Magic. Con ese disco giraron por el mundo junto a las bandas emergentes: The Smashing Pumpkins, Pearl Jam y ¡Nirvana!

En ese contexto, durante 1992 Anthony y John discutieron por la popularidad de los Chili Peppers. Sus integrantes venían del mismo sitio y querían seguir por el mismo sitio: el de la música. Pero John creía que el verdadero artista debía estar en guerra con el mundo, como planteaba Bill Burroughs.

La psicosis y paranoia alimentadas por el consumo de heroína y alcohol lo vencieron y abandonó la banda. Dio un pasó al costado para dedicarse a la pintura y tocar en el cuarto de su departamento, en un estado de introspección opiácea.

Roland Barthes en Fragmentos de un Discurso Amoroso define que: “El psicótico vive en el temor del desmoronamiento (del que las diferentes psicosis no serían más que defensas). Pero «el temor clínico al desmoronamiento es el temor a un desmoronamiento que ha sido ya experimentado (primitive agony) […] y hay momentos en que un paciente tiene necesidad de que se le diga que el desmoronamiento cuyo temor mina su vida ha ocurrido ya». Lo mismo, al parecer, es válido para la angustia de amor: es el temor de un duelo que ya se ha verificado, desde el origen del amor, desde el momento en que he sido raptado. Sería necesario que alguien pudiera decirme: «No estés más angustiado, ya lo(a) has perdido».

¿Flea lo abrazó y le dijo no estás solo, volvé?


Flea - River Plate (Foto: Valentina Marozzi)


Supongo que con 16 años una época caótica de mi vida comenzó posteriormente a ese momento de G-L-O-R-I-A de octubre 2002. La crisis no empezó ni terminó en 2001.



Hoy vuelvo a escuchar ese disco y me encanta. Veo las idas y vueltas de Frusciante y lo entiendo. Quería verlos juntos de nuevo. 

Dos décadas después, mismo estadio, misma banda, con Nico hoy padre, Marcela abuela y yo tío, otra crisis y un futuro tenebroso, que como dice Casas "no llegó y está cancelado".

Moraleja: cuidado con lo que pedís porque el sueño llega lleno de aporías no deseadas. 

No es algo menor encontrar un refugio en el amor, el arte, el fútbol, los amigos. Ser capaces de servirnos de lo inservible para el mercado. Los sonidos de la verdadera libertad.


A.K - River Plate (Foto: Valentina Marozzi)

Haciendo cola para ver el espectáculo de esta noche


Chad - River Plate (Foto: Valentina Marozzi)

Suena un gong. Los platillos, el bombo y el redoblante de Chad empiezan a inflar una pared, suenan los primeros acordes de Flea y John, su energía genera una onda circular, la intro toma la velocidad  del bajo y la guitarra. La zapada llega a su pico con un sonido parafinado, la voz de Anthony  sube a la ola, hace equilibrio preparado para surfear la noche.

Arranca Cant´t Stop y a lo largo de las casi dos horas arriba del escenario los cuatro ríen, bailan, saltan, no actúan sienten en la música su alimento, el sonido que los-nos pone locos.

Las jams en la banda nacieron de una batalla creativa entre la guitarra y el bajo, una mecánica de composición impulsada por el productor Rick Rubin. Flea y John, frente a frente, en un ritual espontáneo y creativo. Parece una competencia, pero para ellos es una forma lúdica en el espíritu de servir a la canción más que al individuo.


Flea y John durante una zapada (Foto: Valentina Marozzi)

La más clásica es el inició del icónico tema Californicatión. En ese momento el estadio explota. Se resignifican las líneas sobre los espías psíquicos chinos tratando de robar la euforia de tu mente, aquel video de la banda digitalizada como un video juego. El control, la vida superflua, las cirugías plásticas para no envejecer y las pesadillas por llegar a la fama. El sueño americano creado y vendido para el mundo desde un estudio de Hollywood. Hard Core-Soft Porn hoy reggaetón.  

El groove funky de By the Way y Dani California continúan la historia de Dani: la novia adolescente con un bebé adentro, que luego fue la chica que canta canciones bajo la marquesina y finalmente nos cuentan que es una enamoradiza y luchadora de Misisipi con un padre policía y una madre hippie. Dani atravesó los tres discos, una trilogía en forma de Oda a California. 

Throw Away Your Television, una letra que envejeció mal, es el momento para que la pulga australiana despliegue su virtuosismo con el instrumento. El bajo suena como guitarra acústica, distorsiona como una eléctrica, explora los grabes como un contrabajo. Riff y solos con cuatro cuerdas. Flea corre, salta, se sube a los parlantes, se tira al suelo mientras de sus dedos salen humo.

(Foto Valentina Marozzi)


El creador del tapping Van Halen tiene su merecido homenaje. Frusciante prende fuego la Strato en Eddie. John modificó la química del grupo con sus melodías, riff, coros y solos se convirtió en un rasgo de Red Hot. El sonido, los espacios y una pared de Marshalls trascendieron generaciones en la línea de la libertad cósmica creada por su adorado Jimmy Hendrix. 


(Foto Valentina Marozzi)

El rito de los rotos

El disco Unlimited Love empieza con la canción Black Summer.

En mi traducción burda del estribillo Anthony Kiedis canta algo así:

“Ha pasado un largo tiempo desde que hice un nuevo amigo.

Esperando que termine otro verano oscuro”.

Termina la estrofa y entra el primer sólo de Frusciante en el disco, el de su nuevo retorno. Un nuevo amigo se unió con 18 años para remplazar al Hillel Slovak. Fue guitarrista original,  murió trágicamente por un pico de heroína. 

Aquel viejo amigo que tiene varios veranos oscuros en su interior, vuelve. Vuelve con la luminosidad y la fortaleza del héroe de la guitarra que es, sin saber por cuánto tiempo lo podrá sostener. John tomó el camino solista dos veces, Vuelve con sus aliados favoritos.

Cuando escuché por primera vez en el disco ese solo lloré, me emocionó, siento que toda la canción es un colchón sonoro ensamblado por la banda para que Frusciante se recueste y libere su alma con esta canción. En vivo me- les saca una sonrisa. 

No debe ser fácil después de años de introspección y atravesado por una pandemia volver a subir a un escenario. La paniqueada de Calamaro entre los discos El Salmón y El Regreso, es un ejemplo.

En Strip My Mind y The Heavy Wind el cantante dejó su espacio para que John involucre mas su voz en estas baladas. La atmosfera de delay y wua wua hacen eco en las plateas altas. 


Las luces se apagan y Frusciante invoca al padre de la psicodelia interpretando un pasaje de Terrapin del fundador de Pink Floyd, Syd Barret. Toda una declaración de principios.

En sus redes publicaron en un collage con Maradona sosteniendo con sus manos lista de temas oficial donde figuraba en los bises Under the Bridge (en 2002 tocaron el 16 de octubre le cantaron el feliz cumpleaños a Diego Armando).

Lista publicada en el IG oficial @chilipeppers día 1 / 24 de novimebre 2023

               (I Could Have Lied en lugar de Under The Bridge).

Parece que a último momento decidieron cambiarla por I Could Have Lied – podría haber mentido- lo hicieron. Este año falleció Sinéad O´Connor, fugaz novia del cantante. Se conocieron en Europa en 1989 cuando compartieron escenario con esta luchadora por los derechos civiles, moralmente ética y políticamente correcta. El desfachatado Kiedis le cantó Party on your Pussy. La conquistó.

Tiempo después ella lo dejó. Le rompió el corazón. John vio el enojó de su amigo desahuciado y bajo una lluvia torrencial encomendó su inspiración a All Along the Watchover de Hendrix y armó la música de la canción.

Pudo ser un aullido bajo la luna llena de Núñez, un homenaje, un saludo, fue un homenaje para una artista que no mintió y fue al frente. Cuando sonó el último acorde Anthony cruzó una mirada con John y le dijo “me gusta tocar esta canción contigo”, o jugar con esta canción puede ser la traducción correcta.


(Foto Valentina Marozzi)

Quedó tiempo para los viejitos funk-rap y el pogo con Suck My Kiss y Give It Away.

Give it Away linealmente se puede leer como otra canción de sexo y drogas, pero está cargada de referencias. Es una canción sobre dar amor, ser amable y ayudar a otros como puedas. Con citas al poeta y profeta Bob Marley; y una dedicatoria al actor amigo de la banda River Phoenix falleció de una sobredosis a los 23 años, es hermano del actor Joaquín Phoenix,  “River born to be giver”.  

Biografía de A.K



En River saltamos y repetimos 68 veces como un mantra Give It Away Now.

¿Cuál es la química de un chile picante?

Antonio es líder, el letrista, es el sexo y Flea el guía zen, el arte, el compositor, es la sangre. Chad el ritmo, la versatilidad del clásico batero de rock, la energía y la dulzura, es el azúcar. John es la magia.

Pueden pasar del funk psicodélico del padrino George Clinton, por el punk de Ramones, The Clash y la iguana Iggy Pop, el rock de Hendrix y Led Zeppelin, el rap de Wu-Tang Clan y Beastie Boys y las baladas de los Beatles y David Bowie.

Los críticos dicen que los Chili Peppers suenan mal. Pueden pifiar, desafinar muy poco, tener huecos, pero van al frente, con más de sesenta años siguen siendo demoledores. De las ocho visitas fui a cinco y esta fue la mejor de todas.

DILO FUERTE: ¡SOY UN FREAKY STYLE Y ESTOY ORGULLOSO!



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